Se cuela entre las ramas reverdecidas acariciando recuerdos. El pequeño pajarito se pintó un ala con el chorro de luz que lo acariciaba. Mientras, yo recordaba el día en que mi hermana me dijo, que aparecería siempre que yo estuviera triste.
A ella le encantaba los pajaritos y a mi me sobraban lágrimas ese domingo.
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