Ya se iba el verano con pocos regalos para el alma, cuando se cuajó el encuentro. Llegaron mis amigas con el amor de siempre; con la sabiduría acumulada en sus andanzas. ¡Que banquete de alegrías y silencios! Bastaron horas para recuperar nuevos bríos y acariciar esperanzas. !Existen puentes, siempre dispuestos a ser cruzados!
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